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domingo, 27 de septiembre de 2009

SUSANA GIMENEZ MERECE UN DESGRAVIO

La justicia histórica tarda pero aún exhibiendo lentitud al final llega. Durante muchos años la popular Susana Giménez fue objeto de todo tipo de burlas, se convirtió en el hazmerreir de aquellos programas que encuentran, en los errores almacenados en minuciosos archivos, la materia prima para justificar su existencia.

Contrariando la unánime certeza científica preguntó sobre la existencia de dinosaurios vivos. Como toda hipótesis original y por lo tanto embarazosa para el conocimiento acumulado, la diva sufrió la incomprensión de aquellos que no ven más allá de sus narices.

Y hoy se puede afirmar con absoluta seguridad que hay muchos dinosaurios vivos que no solo sobrevivieron como afirma la ciencia al cambio de las condiciones climáticas provocadas por el choque de un meteorito sobre la superficie terrestre, sino que gozan de buena salud después de arrojar el meteorito neoliberal.

Luego de pregonar el desguace del Estado, la eliminación de las regulaciones, propagandizar los beneficios de la superstición encarnada en “la mano invisible del mercado”, desmantelar las funciones que ellos le atribuyen en exclusividad al Estado, sostener la teoría del derrame, y otras delicias que componen una farmacopea que convierte al remedio en enfermedad y a la enfermedad en salud, todo lo cual concluyó con la crisis más profunda del capitalismo desde la gigantesca e inolvidable del año 1929. Sin embargo, un dinosaurio votado mayoritariamente por la población que se autoproclama como la más politizada, la que encarna la civilización en el falaz axioma sarmientino, la de la Ciudad de Buenos Aires, ofició de anfitrión del cónclave arqueológico.

Ahí estuvieron un heredero del franquismo como José María Aznar junto a uno de los empresarios más ricos del planeta y compañero del pinochetismo sin Pinochet, el chileno Sebastián Piñera, con posibilidades ciertas de acceder a La Moneda, el ex presidente boliviano Jorge Tuto Quiroga (2001-2002), líder de la derechista Acción Democrática Nacional (ADN), cuyo fundador fue el dictador Hugo Banzer.

Ocupó el Palacio Quemado a la renuncia por enfermedad de Banzer, en un segundo gobierno elegido democráticamente, ese despreciable personaje del cual fue vicepresidente. Cuando se presentó a elecciones para la presidencia fue derrotado por Evo Morales. Pesan sobre él graves acusaciones sobre delitos de narcotráfico y violaciones a los derechos humanos. Completando el equipo de estrellas estuvo Álvaro Vargas Llosa, hijo de un notable escritor que cobija a un elemental pensador.

Álvaro tuvo la desgracia que en la herencia genética sólo recibió la de publicitario de falacias que sintetizó en dos libros que son un atentado a la teoría de Darwin. En este caso se comprueba que el hombre no solo desciende del mono sino que sigue descendiendo. Los papeles encuadernados como libros se llaman “ Manual del perfecto idiota latinoamericano” de 1996 en colaboración con el colombiano Plinio Apuleyo Mendoza y el cubano exiliado Carlos Alberto Montaner. Con sus mismos compinches obligaron a que el papel soporte sus detritus, ahora en el 2007 con el pomposo título de “El regreso del idiota”.

Involuntariamente podrían ser incluidos en el rubro autobiografías. Ser apologistas del fundamentalismo neoliberal en 1996 puede suponerse siendo benevolentes, que los autores incurrían en un error de apreciación por exceso de entusiasmo, pero con los resultados a la vista en el 2007, seguir levantando las mismas falacias merece un adjetivo contenido en el título. Formando parte de la hinchada anfitriona, se encontraban distintos dirigentes del PRO como Diego Santilli.

Derechos reservados de Hugo Presman

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