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jueves, 27 de agosto de 2009

Cine:" Antes que el Diablo sepa que has muerto"

Sinopsis
Andy y Hank son dos hermanos que pasan por el peor momento de sus vidas. El mayor, Andy, se enfrenta a sus carísimas adicciones, mientras su matrimonio y su empresa hacen aguas.

La situación de Hank no es más halagüeña ya que, a la aventura que tiene con la mujer de su hermano, se le une la falta de dinero para la manutención de su hija. Decididos a acabar con la precariedad, traman un plan para atracar limpiamente la joyería de sus padres a través de un cómplice, pero nada sale como esperaban.

Definido como un thriller de avaricia, culpa, traición y venganza, "
Antes que el Diablo sepa que has muerto" es el último filme del legendario Sidney Lumet.

El director de títulos como "El abogado del diablo", "La noche cae sobre Manhattan" y "Declaradme culpable" vuelve al gran cine con una truculenta historia que se adentra en la vida de dos hermanos que, ahogados por sus deudas, deciden perpetrar un atraco sin violencia contra la joyería de sus padres, sin saber las graves consecuencias que ello tendrá en su familia.

Un reparto de auténtico lujo respalda la labor de Lumet, dando vida a unos personajes muy bien definidos que sustentan la trama. Es el caso del cada vez más aclamado
Philip Seymour Hoffman, ganador de un Oscar por "Capote" (2005) y nominado este año por su papel secundario en "La guerra de Charlie Wilson". Su hermano en la ficción es Ethan Hawke (Asalto al Distrito 13), un actor al que le atrae el cine de corte independiente, como le ocurrió con la ácida "Fast Food Nation". El casting principal se completa con Marisa Tomei (Un toque de seducción, Alfie) y Albert Finney (Big Fish, Un buen año).

Crítica

Es difícil encontrar en los últimos meses película peor tratada por la distribución que ésta, una de las obras magnas en la filmografía del irregular Sidney Lumet. Después de anunciar su lanzamiento una y mil veces y posponerlo otras tantas, "
Antes que el Diablo sepa que has muerto" encontró hueco al fin en el fin de semana del que todas las distribuidoras huyen para evitar el suicidio, aquel en el que ve la luz la cuarta entrega de las aventuras de Indiana Jones.

No hay excusa ni perdón. Estamos, sin ningún género de duda, ante uno de los hitos cinematográficos norteamericanos de 2008. Pero la manera de arrojarla al mercado, con tan escaso mimo, con tan enorme dejadez, augura un sonoro fracaso en el box-office. Desde aquí pues una advertencia a los lectores: dejarla escapar es delito.

Presentada como un thriller intenso e inmenso, de golpe fallido, atraco desastroso y trágicas consecuencias, la cinta de Lumet, desfragmentada en un escaparate de puntos de vista, reconstruye el antes, el durante y el después de un crimen fraternal perpetrado por dos sujetos en horas bajas y con el agua al cuello contra el negocio de su propia familia. Lumet juega, con la maestría de sus días de gloria, con los rudimentos del cine de género para soltar la liebre con sigilo, entre espejismos de oficio intrascendente e intriga con amenaza de detonación constante.


El mosaico no obstante va torciendo amargamente el gesto, el collage de perspectivas empieza a despojarse de disfraz y, sin previo aviso, colisionamos con un tremebundo políptico de crimen y castigo, con una tragedia griega en cascada cuya feroz tormenta se desata de improviso, entre amagos de cine convencional.

De pronto "Antes que el Diablo sepa que has muerto" muda violentamente de piel, deviniendo un conglomerado de atmósferas irrespirables, de traiciones, de venganzas familiares, de rencores infectados que supuran pus de la noche a la mañana.
Trágica, terrible, oscura con nocturnidad y alevosía, la propuesta de Lumet, en la que la sangre se revela para ahogar los vínculos sagrados padre-hijo, hermano-hermano, con una turbiedad impenetrable, adquiere carices cada vez más sórdidos a medida que hace camino (con la complicidad de un
Philip Seymour Hoffman monstruoso, en la que es quizá la mejor composición de su carrera hasta la fecha), erigiéndose a la postre, en un tratado tridimensional acerca de esa cosa abstracta que damos en llamar condición humana.

Y lo hace sin imposturas, sin fingida intensidad, sin amaneramiento, desde los presupuestos de una película de género, seca, que en verdad es un volcán en erupción. "Antes que el Diablo sepa que has muerto" es de esas gigantescas películas que resuenan en la retina con encomiable fiermeza durante días. Indicio inequívoco para avalar el diagnóstico: una película brutal y majestuosa.

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