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lunes, 20 de julio de 2009

Evita Global por Marta Raquel Zabaleta

¿Mujer global?

La ’Evita’ del musical

Por Marta Raquel Zabaleta (Londres/Gran Bretaña)

Para el público del Reino Unido, María Eva Duarte de Perón es la Argie del musical Evita, una prostituta ambiciosa e inescrupulosa, ridiculizada por un cómico sudafricano, u objeto de un episodio de Los Simpson, o una artista de última categoría, como lo mostró el film de Parker en que Madonna malamente la representara.

Y es a esa imagen a la que llamo ’Evita’, la mujer global.

Una vez estuvo siete años en cartelera, actualmente se la puede ver en acción en el West End de Londres, en una producción que costó aproximadamente 8.000.000 millones de dólares, y cuyos asientos se venden hasta casi 100 dólares cada uno, y que contiene algunas canciones nuevas y otros arreglos orquestales, y que será presentado próximamente en Broadway.

La historia oficial

De acuerdo con las versiones popularizadas por el mundo del espectáculo y reforzadas por la medios de comunicación de masas, tanto Evita como Lady Diana se casaron con el soltero de sus sueños.

Y debieron haber sido felices y comido perdices por el resto de sus vidas. Pero en cambio, estuvieron sometidas a fuertes hostilidades, siendo intensamente criticadas por grandes sectores de sus respectivos países.

Es que los cuentos de hadas de ’la aldea global’ no terminan siempre, como en los buenos viejos tiempos del Imperio Británico, con un final feliz.

Bien por el contrario, en el presente beligerante clima político internacional, la media necesita alimentar hora a hora a un público que sufre de ’depresión del aburrimiento’, esa particularidad de las sociedades necrófilas que ha sido bien explicada por Erich Fromm.

Consecuentemente, cada gota de sangre, proveniente de cualquier tipo de violencia, y/o una perversión de cualquier clase es aparentemente bienvenida, y exagerada, reproducida minuto a minuto por la prensa, los canales de televisión y las radios.

Es que el monstruo de 24 horas necesita ser alimentado, como dice la ex corresponsal de guerra Kate Adie, quien fuera también jefa por años de la sección de Noticias de la BBC (British Broadcasting Corporation), así que sabe bien lo que dice.

Y si la tragedia no existe, se la construye: en base a ciertas hechos reales se crean los mitos. En este caso, según Parker, el musical reencarna el mito de Blancanieves: una pobre niña argentina abandonada por su padre quien devino en protegida de un militar 25 años mayor que ella, y que se aprovechó para llegar hasta él, de una escalera de hombres, (¿como antes los hombres habían abusado de ella, habría que agregar?), y que llegó a ser Primera Dama de Argentina durante escasos años, antes de morir joven de cáncer.

Eso es lo que ve el público del musical Evita.

Sin darse cuenta, tal vez, de que la verdadera Eva Duarte, nieta de una soldadera de origen vasco, nació como hija natural de un Duarte ya casado y conviviente de su madre, en Argentina el 7 de mayo de 1919, y tendría ahora 88 años si estuviera viva.

Ni que llegó a ser considerada ya antes de su muerte (1952), y más aun poco después, uno de las figuras más poderosas de la política latinoamericana del Siglo XX.

Ni se recuerda en el musical que ella contaba con el apoyo irrestricto de varios millones de hombres y mujeres organizados en torno a su fuente de trabajo, (incluido para muchas mujeres el hogar), gozando así de un apoyo popular sólo comparable al de algunos otros políticos del continente, tales como Fidel Castro, Salvador Allende, o Juan Perón.

Pero muy lejos de eso, ’Evita’ global es un icono sexual, junto por ejemplo con otras mujeres con una vida signada por la tragedia, como Diana Spencer, Marilyn Monroe, Jackie Kennedy, Grace Kelly, y/o Maria Callas, entre otras.

Y como tal, es parte de la cultura popular que se nos impone en la vida cotidiana.O sea, que es ’Evita’ quien se mete en los bolsillos de los consumidores del extendido mercado libre, a lo que vulgarmente se ha dado en llamar ’globalización’.

Un tipo de mercado que necesita metáforas de mujeres que han sido muy poderosas en la vida real, pero están muertas, y a quienes se las representa casi etéreas, como hadas víctimas de vidas quebradas por la tragedia.

Reinas del melodrama. Producto de una fusión entre la realidad y la ficción.

Mujeres- ilusión, en el sentido usado por Lacan, es decir, intocables pero al mismo tiempo, accesibles a través de los lentes de lágrimas mórbidas, lo que facilita el proceso de identificación de las mujeres ordinarias con aquellas diosas de la blancura, al tiempo que generan en los hombres heterosexuales nuevos bríos masculinos, y baratos: una mujer que pueden desear, tenerle pena y finalmente, consumir: un acto de virtual posesión.

Un tanto irónicamente, artistas famosas han querido imitar en la pantalla a esos iconos, pretendiendo quizás gozar del poder que confiere este juego de representaciones en política sexual. O aún peor, tal vez quieran profitar financieramente de una popularidad y vulgaridad prestadas.

Los nombres de Madonna, Faye Dunaway, Meryl Streep, vienen a la mente.Al igual que la Eva real quería parecerse a la actriz Norma Shearer e imitar a la fanática Juana de Arco, y así siguiendo.

Porque ella fue una actriz de cine menor, con el talento adecuado para imbuirse de conductas prestadas en la radio: una competente actriz de radioteatro que, inspirada en las series escritas a su pedido, y basadas en la vida de varias grandes mujeres de la historia universal, fue transformándose y creando una figura y un lenguaje propio, que plasmó en escritos y discursos únicos, y que legó a la historia del populismo peronista burgués, algo a lo que abundantemente me he referido en varios otros lugares.

Así, cuando el 3 de agosto de 1943 la Asociación Argentina de Radio fue fundada, Eva Duarte fue nombrada su presidenta, y fue siempre su mensajera. Esa era la Eva Duarte que conoció Perón, y nunca más se separó de ella, excepto cuando ella viajó sola a Europa.

Blancanieves va al mercado…

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