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domingo, 19 de julio de 2009

Los Países Socialistas después de Stalin, parte 3, de Juan A. Gonzalez Fuentes.

...Después de la muerte de Breznev en noviembre de 1982 y hasta la llegada de Gorbachov al poder en marzo de 1985, la URSS pasó por un interregno durante el cual dos ancianos secretarios generales, Yuri Andropov (noviembre de 1982-febrero de 1984) y Konstantin Chernienko (febrero de 1984-marzo de 1985), hicieron frente a uno de los períodos más delicados de la historia soviética.

Los problemas de fondo de la economía planificada, el despuntar de los nacionalismos, el anquilosamiento de las estructuras políticas, el deterioro del nivel de vida de la población y el descrédito del comunismo en la Europa del Este no obtuvieron respuesta ni soluciones adecuadas, pese al moderado aperturismo de Andropov.


En Europa del Este la muerte de Stalin marcó el final de una etapa caracterizada por el control estricto que el PCUS ejercía sobre las democracias populares en todas las esferas de poder.

Desde 1953 y hasta los acontecimientos de 1968 en Checoslovaquia, todo el bloque soviético vivió inmerso en una permanente crisis de identidad, tal como pusieron de manifiesto la alternativa “revisionista" y la “respuesta obrera” generadas ante la opresión del estalinismo.

Los valedores del revisionismo, los comunistas reformistas, comenzaron a idear nuevos proyectos de actuación política de muy distinto signo y resultado, como pudo comprobarse en los acontecimientos de octubre de 1956 en Polonia, de esa misma fecha en Hungría, de 1964 en Rumania, o de 1968 en Checoslovaquia.

La intención de los revisionistas era profundizar en las esencias del sistema socialista, mejorando y abriendo el sistema siempre bajo la dirección comunista, al tiempo que dar por concluida la tutela soviética en sus respectivos países.

Aunque inicialmente el aperturismo impulsado por Kruschev pareció alentar o facilitar este espíritu de reforma, los peligros de la misma dieron lugar a un repliegue y la oposición al revisionismo no tardó en cuajar, siendo señalado como el “principal peligro” en las conferencias de partidos comunistas celebradas en 1957 y 1960.

En otro orden cosas, la persistencia de problemas en el ámbito socioeconómico y el malestar social originó crecientes demandas de obreros y campesinos por la mejora de sus condiciones vitales y laborales.

El rechazo de los gobiernos a estas peticiones originó una respuesta obrera en forma de huelgas, motines y revueltas, que fueron generalizadas a partir de 1953, con manifestaciones masivas de descontento popular en Checoslovaquia, República Democrática de Alemania, Hungría y, sobre todo, Polonia.

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