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lunes, 20 de julio de 2009

Evita Global - Tercera Parte

Típico ejemplo, entonces, representación de la carrera política de tres de los más influyentes políticos del siglo XX en América Latina, a saber: una locutora radial, un médico cirujano y un coronel autoascendido a general.

Es también ejemplo de la de la errónea interesada distorsión y ocultamiento de los conflictos de género y de raza que existían en la Argentina de la época de Evita, que ocurren tanto en la película como en el musical que nos ocupa.

Que por ende son en suma, dos invenciones antojadizas pero interesadas, de la real, dramática y valiente lucha de clases del pueblo argentino por obtener como fruto de su trabajo una vida decente. Y por tanto, una verdadera burla a los esfuerzos de ese pueblo por alcanzar los beneficios sociales que se merecía: casa, comida, educación y servicios de salud para todas y todos, entre otros.

Durante la primera mitad del siglo XX se vieron en nuestro continente esfuerzos parecidos de las clases proletaria y campesina, que se movía el péndulo de la historia entre el populismo burgués y el populismo de los trabajadores y las trabajadoras en varios países de América Latina.

Pero sus lúmpenes burguesías, contando con el apoyo irrestricto y la fuerza arrasante de la inversión del imperialismo norteamericano usaron su aparato represivo, las fuerzas armadas y las policías, derrotando así en 1955 al gobierno peronista legítimamente elegido por el pueblo en las urnas, como lo hicieran antes en Guatemala y luego en Bolivia, Brasil, Chile, Uruguay y nuevamente Argentina, en 1976 en la más sangrienta acción insurreccional del terrorismo de estado que hasta ahora conoce la historia nacional.

No es por tanto tampoco de extrañar que el musical y el film aludidos ridiculicen, deformen y fragmenten la presencia y el rol jugado por la más importante y numerosa movilización de mujeres que se haya visto hasta ahora, en América Latina, la del Partido Peronista Femenino, de quien Evita era la Presidenta, en cierto grado de alianza táctica con la columna vertebral de los gremios de Argentina; mujeres, en suma, que ni se parecían siquiera físicamente a esas patéticas lloronas con que las presentan estos inescrupulosos del entretenimiento barato que se inventaron a ’Evita’ la global.

¿Y qué función —aparte de acrecentar la riqueza de sus empresarios, cumple aún hoy día la reencarnación del musical Evita, ahora hasta con una cantante argentina?

Veamos lo que dice un científico social argentino al respecto, al ser interrogado acerca de qué piensa acerca del musical en cuestión:

—¿Que qué pienso de la obra de teatro Evita?

La odio, es un engendro machista-imperialista, hecho por dos resentidos que odian a una pareja (Eva y Juan) que le paró el carro al colonialismo británico, y se acordó del pueblo, tan odiado por los ’tories’ que escribieron esa opereta.

La música es excelente, el guión "merde". (Ricardo Ferrera, entrevistado por la autora)

Una opinión que compartimos y que sintetiza nuestra valoración de la Evita real, la local.

Esa mujer fuerte, inteligente y emprendedora. La que sí influenció nuestras vidas con la fuerza de los cambios favorables que ella impulsó en la sociedad que nos vio nacer, Argentina, e inspiró en muchas mujeres un cambio en su feminidad.

Una de las tantas mujeres del pueblo de Argentina dispuestas a dar hasta sus vidas por un poco más de libertad y una vida con dignidad.

Este artículo fue escrito para ser publicado en el No 17 de El Coloquio de los Perros, España.

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