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jueves, 9 de julio de 2009

Africanos, la nueva cara de la inmigración en Argentina.
2007-01-02

Llegan en busca de mejores horizontes y se dedican básicamente a la venta ambulante.

Bachir camina la zona de Plaza Moreno con una valija de cuero negro en una mano y una maraña de cadenas de oro y plata en la otra. Su método de venta consiste en acercase a los clientes y ofrecerle su mercancía. Mamé, en cambio, trabaja sentada en la zona de la Estación. También vende bijouterie y aunque habla muy poco castellano se maneja muy bien con los compradores. A pocos metros de ella, en un pequeño portal ubicado sobre diagonal 80 casi esquina 44, está Alima, que también es vendedora ambulante.

Las de Bachir, Alima y Mamé, nacidos en Senegal y llegados hace pocos meses a Argentina, son apenas tres entre otras cientos de historias similares de un fenómeno en crecimiento y que ya se deja ver por las calles de La Plata y de otras ciudades del país: la llegada de una nueva corriente inmigratoria a la Región proveniente del Africa subsahariana.

Oriundos de países como Senegal, Nigeria, Costa de Marfil o Zambia, cada vez más inmigrantes africanos llegan a La Plata, el conurbano bonaerense o capital federal en busca, sobre todo, de mejores horizontes personales y huyendo de crisis económicas y pobreza. Aquí se dedican, básicamente, a la venta ambulante de joyas y alhajas, algo que muchos de ellos hacían en sus lugares de origen, según explican los especialistas que están estudiando el fenómeno.

Si se rastrea en las estadísticas oficiales, la presencia de inmigrantes nacidos en Africa en Argentina es todavía un fenómeno que no presenta grandes cifras. Los últimos datos sobre la cantidad de extranjeros residentes en Argentina corresponde a los que se desprenden del Censo 2001, que detectó que el 4,2 por ciento de la población del país no nació en Argentina y proviene, en su gran mayoría, de países limítrofes como Bolivia, Paraguay y Uruguay.

Sin embargo, quienes se dedican a estudiar el tema a nivel académico confirman lo que estiman muchos platenses. "Aunque no tenemos aún datos concretos al respecto, lo que se observa es que llegan cada vez más", señalan investigadores de la Universidad Nacional de La Plata que trabajan efectuando un mapeo del fenómeno.

El tema fue abordado, además, en unas jornadas organizadas por el Museo de Ciencias Naturales de la UNLP con el auspicio del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) y el Conicet, donde se congregaron las principales organizaciones afroargentinas y los más destacados especialistas en este fenómeno.

FENOMENOS DIFERENTES

Hasta la década del '90, la inmigración de africanos en la Región estaba ligada estrechamente con la colectividad caboverdeana. En efecto, desde principios del siglo XX y hasta la década del '60 a Argentina fueron arribando, en distintas oleadas, pobladores de esas islas ubicadas frente a la costa de Senegal que conforman el séptimo país más pequeño del mundo.
"Los caboverdeanos habían sido los únicos africanos que llegaron a la Argentina por su propia voluntad" explica Marta Maffia, antropóloga de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP e investigadora del Conicet.

Esa corriente inmigratoria fue arribando al país en distintas oleadas. Los primeros, lo hicieron ni bien nació el siglo pasado. Luego, llegó otra oleada en la década del '30, otra a fines de la Segunda Guerra Mundial y otra en la década del '60.

Los inmigrantes de Cabo Verde que llegaron a Argentina durante el siglo XX -y que hoy conforman una importante colectividad en Ensenada, entre otras ciudades- lo hicieron escapando de la miseria, la desocupación y el hambre y buscando un mejor horizonte para sus familias.
Las mismas razones esgrimen, ahora, quienes protagonizan esta nueva corriente inmigratoria llegada desde Africa, que comenzó a intensificarse a partir de la década del '90, según detallan quienes estudian el fenómeno. "Ahora, lo que se observa es la llegada desde países como Senegal, Sierra Leona o Nigeria", explica Maffia.

"En general, por lo que pudimos comprobar, llegan escapando de una mala situación económica. Durante los '90, llegaban atraídos por el uno a uno y después, con la devaluación, algunos se volvieron a sus países y otros se quedaron. Y ahora, en estos últimos años, han llegado más", agrega.

Otros, muy pocos, llegan escapando de persecuciones políticas, de la guerra o del hambre. Son los que, por lo general, piden que se les otorgue la condición de refugiado, explican los investigadores. Sin embargo, los números que se manejan desde el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados indican que es muy bajo el número de personas a las que se les reconoció esa condición.

EN LAS CALLES PLATENSES

Plaza Moreno, la puerta de la facultad de Humanidades, diagonal 80 cerca de la zona de la Estación y el mercado del barrio El Paligüe conocido como "feria paraguaya". Esos son algunos de los escenarios urbanos platenses en donde la presencia de inmigrantes africanos es cada vez más visible.

Por lo general, indican quienes vienen estudiando el fenómeno, se dedican a la venta ambulante de joyas, oros y alhajas que, según pudo saberse, son traídas desde Brasil.
La escena es similar a la que se puede ver en Mar del Plata -adonde muchos se trasladarán durante los meses de verano-, sobre todo en la zona de la costanera, también en puestos de venta ambulante. Y en capital federal (en los barrios de Once, Balvanera, Almagro), Rosario y el Conurbano.
"Son cosas que se ven a primera vista, que todos las observan. Se ven muchos senegaleses y de otros países trabajando en la venta ambulante de bijouterie y alhajas. No sólo acá en La Plata, también en Mar del Plata y en otras ciudades, aunque todavía no contamos con datos procesados", indica Marta Maffia, antropóloga, docente en la UNLP e investigadora del Conicet.
Maffia coordina en estos momentos la realización de un mapeo sociocultural de grupos de inmigrantes en la provincia de Buenos Aires desde los años '90, cuyos resultados, prevé, van a estar listos para ser presentados entre marzo y abril del próximo año.

Con la experiencia recogida en ese trabajo, explica que, en su gran mayoría, estos nuevos inmigrantes africanos se dedican a la venta ambulante de alhajas y joyas que no fabrican ellos sino que compran al por mayor o traen de San Pablo, Brasil, o ropa. En ningún caso se ha detectado la venta de artesanías propias de sus países de origen.
Sin embargo, la venta ambulante no es el único trabajo que desarrollan. "En algunos lugares de capital federal, como el barrio de San Telmo, hemos visto que han abierto algunos locales y pueden enseñar danzas afro o arte africano", explican los investigadores de la UNLP.

"Creo que se trata de una red compleja -agrega Maffia-. En principio, lo que se observa es que muchos llegan a través de amigos o familiares que ya están instalados aquí y pueden ingresar en este mundo de la venta ambulante. De todas maneras, como particularidad hay que señalar que por lo que pudimos ver muchos de ellos también se dedicaban al comercio en sus países de origen, porque lo que no están acá haciendo algo distinto".

FUENTE: El Día

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