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sábado, 11 de julio de 2009

"El capitalismo funeral" de Vicente Verdú

miércoles, julio 01, 2009
(Archivo)
El capitalismo funeral, de Vicente Verdú

Vicente Verdú (Elche, 1942) vuelve a poner los puntos sobre las íes y lo hace con valentía, sobre el cuerpo, todavía caliente, del difunto.

Abordar en un libro el tema de la crisis, tan actual, no deja de tener sus riesgos.
Prescindir de la perspectiva que da el tiempo, hacer un análisis riguroso, casi al ritmo de lo noticiable, es una tarea de titanes sólo al alcance de mentes tan brillantes y atinadas -no, no exagero- como la de Verdú.

No deberían perderse este libro: es un lujo para la inteligencia, uno de esos tesoros a los que uno va a volver, a menudo, buscando la sencillez y la erudición del que ve más allá, del que sabe que las cosas son algo más que la apariencia, que la realidad es lo que queda entre las líneas de los titulares y las portadas.Vicente Verdú se mete de lleno en el análisis de la Crisis actual, de alcance mundial y repercusiones a la vuelta de cada esquina. Pero Verdú analiza mirando hacia atrás y hacia adelante, que es la única forma de ver la verdadera dimensión del presente en el que vivimos.

Como dice en una entrevista con Juan Cruz :Creo que la crisis no es exclusivamente financiera y económica; hay implicados muchos más elementos. El especulador no puede especular si no hay gente con quien especular; el estafador no estafa si no hay un cándido; la gente no se aventura en las hipotecas si la época no lo promueve. Todo esto tiene que ver. Y tiene que ver, por si faltaba poco, con la pérdida de calidad de las cosas. Cuando se habla de los bonos basura o de las hipotecas subprime, eso es concordante con el trabajo basura, con la tele basura, con la comida basura y con la mala calidad de las personas, porque ésa es una cuestión que a mí me ha parecido interesante para explicar.

No estoy moralizando, estoy hablando de la ruptura de los materiales...A través de continuas miradas a la historia, poco a poco, se van destacando los ejes esenciales que han llevado a la situación económica actual que, claro, tienen sus correlativos a nivel social (especialidad de la casa) en el ámbito laboral, de ocio, amoroso, político...Quizá, para mí, lo más interesante es el análisis que Verdú hace de la pérdida de valor actual del intermediario y que también destaca en la entrevista:

Pregunta: ¿Y ahora dónde ve usted el no?

R: En el descrédito de las instituciones bancarias y de todos los intermediarios, políticos incluidos, como factores de explotación. En cuanto a la política, ya no cabe la posibilidad de pensar en un sistema democrático que sobreviva si no es a la manera como lo ha entendido Obama, movilizando a millones de personas a través de Internet. El mundo camina hacia la desaparición del intermediario improductivo y hacia una estructura más horizontal, una suerte de "anarquía armónica", como dice Salvador Pániker.

Deliciosos los análisis del dinero metálico (remotándose a Grecia y terminando en el diseño arquitectónico de las actuales oficinas bancarias), de la mujer, de los nuevos hábitos y usos que ha traido internet a través de las redes sociales y los blogs, y del bajo precio (casi cero) de muchísimos artículos que me ha hecho comprender cómo es posible que anden por nuestra casa un montón de objetos (relojes, calculadoras, camisetas, bolsas de aseo, maletas...) por los que, hace unos años, suspirábamos.

No se pierdan este libro. Alegrarles el invierno no se lo va a alegrar (y miren que Verdú, desde el comienzo al final del libro se muestra abierto a la aparición, tras estos tiempos tan convulsos económicamente, de un nuevo hombre en un nuevo mundo), pero todo el que quiera saber un poco más de lo que está pasando, se va a alegrar de poder asistir al despliegue, al menos, de una inteligencia soberbia y una mirada genial sobre las cosas.
No se olviden de que Vicente Verdú escribe un blog que actualiza muy a menudo. En este enlace de Anagrama pueden leer un trocito del libro.

Yo les dejo esta fabulosa cita, con la que coincido y que me encanta:

Así, una gran proporción de los fenómenos sociales de nuestro tiempo adquiere la forma de eclosiones propagándose mediante el modelo de la estampida o la epidemia, que, por su magnitud, llega a adquirir una autonomía liberada de origen y causalidad. La crisis no es sólo la crisis, sino todo aquello que se cree, se habla o se teme sobre la crisis. O, incluso, ésta sería a efectos prácticos la única crisis y de ahí la dificultad (o la imposibilidad) de neutralizarla mediante medidas referidas a lo económico que, a estas alturas, está siendo superado por todo lo demás.

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