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sábado, 18 de julio de 2009

Del Blog " De trasnoches y melodias"

Publicado: 26.06.09

El dolor de ser Jackson

No es sorprendente que la muerte de Michael Jackson haya entristecido a buena parte del mundo. De hecho, los 750 millones de discos vendidos evidencian la medida desmesurada de su éxito. Jackson es el paradigma de un consumo musical que ya no existe.

Un músico realmente audaz que transformó su música en un elemento de primera necesidad para el entretenimiento de chicos y no tan chicos. Para ello produjo un par de discos fundamentales para el género y realizó videos inigualables.

De todas las medidas que se puedan tomar en la industria de la música, él alcanzó las marcas récord. Vendió más discos que cualquiera; recaudó más plata que cualquiera; generó más escándalos que cualquiera. Transformó la industria, pero también se transformó a él. Primero, porque quería parecerse a Diana Ross.

Después, porque ya no quería ser negro.

Terminó siendo un pálido andrógino, cada vez menos humano (cosa que tal vez adelantaba en su baile: parecía que no tenía huesos), que en algún momento vio desmoronarse el reinado por denuncias de pedofilia, a lo que hay que sumar otros caprichos (que siempre se cuentan por millones de dólares) que desgastaron lentamente el sitial de rey.

Había sido un niño maltratado y el éxito no hizo más que mostrarlo cada vez más frágil e indefenso.

Por eso, más allá de los mensajes de “genio” y otras calificaciones ya sin demasiado contenido (¡cómo se gasta la palabra genio!), no sorprenden los mensajes que parecen comprender el dolor más íntimo de la estrella.

Una síntesis de las coincidencias en los mensajes que envían por su muerte: “Ya no vas a sufrir”.

Como si todos comprendieran, en forma fehaciente, el dolor de ser Michael Jackson.

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