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sábado, 18 de julio de 2009

Una biografía NO astorizada - Suplemento Radar - Página 12 - Por Juan P. Bertazza

Domingo, 12 de Julio de 2009

Biografía no astorizada

La figura de Piazzolla es tan icónica como esquiva.

Desde las discusiones sobre si hacía o no tango hasta sus cambiantes posiciones políticas, pasando por sus polémicas más marketineras que sustanciosas, lo que se ha dicho y escrito sobre él hasta ahora parece haber esquivado el corazón del asunto: por qué y cómo consiguió convertirse en una figura musical y cultural a la altura de Miles Davis, Jobim y Los Beatles, casi un equivalente musical de Borges.

Con el propósito de explorar no sólo la vida sino el complejo entramado cultural en el que se entretejieron el tango de los ’40, el jazz de Nueva York, los maestros de barrio y una larga cadena de malentendidos, Diego Fischerman y Abel Gilbert se tomaron cinco años para escribir Piazzolla: el mal entendido, una biografía que aspira a llenar el sorprendente vacío escrito que existe alrededor de ese hombre cuyo sonido parece haberse adherido para siempre a Buenos Aires.



Radar. Página 12 - Argentina -



Por Juan Pablo Bertazza

Ninguna persona sigue siendo la misma una vez que alguien escribe su biografía.

Y, de algún modo, ninguna biografía puede permanecer ilesa luego de que Borges las desbaratara a todas con su sagrada hinchapelotez: “Que un individuo quiera despertar en otro individuo recuerdos que pertenecieron a un tercero, es una paradoja evidente.

Ejecutar con despreocupación esta paradoja, es la inocente voluntad de toda biografía”.

Esa misma paradoja alcanza cimas laberínticas en Piazzolla: el mal entendido (Edhasa), la imposible y, al mismo tiempo, urgente biografía –sin ninguna inocencia, sin ninguna despreocupación– escrita a cuatro manos sobre una figura de lo más compleja que aún hoy no sólo está hecha de pasado, sino también de presente y de futuro, una figura sobre la cual se dijo mucho y se reflexionó poco y que, para complicar todavía más las cosas, aparte de tener mucho en común con el propio Borges.

–No sólo por su talento sino por sus respectivas estrategias para ingresar al canon desde vías sesgadas y marginales–, arrastra en su propio itinerario estético y musical gran parte de la historia de un país que todavía se remuerde la conciencia por no haberlo entendido del todo, una figura que reaparece en contextos divinos y en contextos patéticos, como el entierro de Neustadt donde la Argentina que no queremos ver y todavía existe despedía al periodista con una versión siniestra de “Fuga y misterio”.

Sus autores, Diego Fischerman y Abel Gilbert –acaso por su combinación de escritores, periodistas y músicos– cuentan semejante desafío en una charla dinámica, plagada de entradas y salidas, que tiene mucho del universo musical:

Bastante armonía pero también más de un contrapunto, fraseos al unísono y también fraseos polifónicos donde dejan entrever sus propias diferencias, palabras a capella y palabras acompañadas del instrumento por excelencia de este libro: la intersección entre la música y el discurso de Astor Piazzolla.

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