Seguidores

viernes, 17 de julio de 2009

Tendencias,Publicado en La Nacion Revista ( 4 de 4)

Venderle museos a Europa

Paseaban por el Museo del Barça, en España, y pensaron en copiar la idea.

O, mejor dicho, en hacer algo grande e, incluso, mejor que lo que veían en el club más exitoso de Europa. A un grupo de profesionales argentinos les parecía increíble que un club como Boca Juniors no tuviera algo así. Un museo dedicado no sólo al hincha, sino también al turista, era algo ideal para la Argentina, y para Boca. Así, en 1998, surgió Museos Deportivos.

En octubre de ese mismo año la empresa firmó contrato con Boca, y en 2001 nació el Museo de la Pasión Boquense.

En la Argentina, fue el primero dedicado al fútbol, y con particulares técnicas de exhibición, trucos escénicos y lumínicos, espectáculos audiovisuales y efectos especiales. Inaugurado, según sus creadores, para reinventar la pasión por el fútbol y otorgarle un estatus cultural que hinchas y turistas agradecen.

Años después, llegó lo que antes parecía improbable: ya asentados como marca y creciendo, la gente de Museos Deportivos es convocada por el Barça para rediseñar el mismo museo que los había inspirado en España. Museos Deportivos termina vendiendo su proyecto al mundo.

La Argentina termina vendiéndole museos a Europa, según cuenta Daniel Gazzo (en la foto de esta página), la cara visible de la empresa. "El argentino es apasionado. Eso nos dio la chance de unir la pasión con el entretenimiento (y ese apasionamiento es sólo comparable con el de los brasileños). Creo que no hubiéramos podido nacer como empresa en otro país.

Estar en un país pasional es un pro. La contra es la absoluta inestabilidad. Los cambios de reglas permanentes. Y el estar tan lejos también conspira. Si me tengo que pasar tres meses en Europa, no puedo sostener el negocio", comenta.

En otros aspectos, no cree que haya algo que diferencie a los argentinos a la hora de desarrollar ideas o conceptos. "Somos un pueblo relativamente culto (aunque cada vez menos). Y somos, de verdad, creativos para arreglarnos con lo que tenemos. Tenemos capacidad de improvisación. Eso nos lo dicen todo el tiempo.

El mundo ve eso. Cuando nos dan la chance de mostrar lo que hacemos, seducimos. Vendemos aire y nos compran. Pero no nos compran por ser argentinos. No es una ventaja ir «desde la Argentina».

Eso, en muchos casos, es un lastre. El argentino tiene imaginación. Pero le falta organización. Y eso lo ves hasta en el tránsito: nunca sabés qué demonios va a hacer el tipo que va en el auto de adelante.

Una idea para dar batalla

Con una idea de apariencia simple, de esas que hacen que cualquiera piense ¡cómo no se me ocurrió!, el publicista Pablo Del Campo logró ganar plata, construir una marca en sólo catorce días y llamar la atención del mundo entero.

Siempre había seguido con especial atención los Grand Slam de tenis. Y, siempre, le habían resultado curiosas las diferencias de juego entre el césped de Wimbledon y el polvo de Roland Garros.

Veía que era prácticamente imposible que el ganador de Roland Garros ganara Wimbledon un par de semanas más tarde. Y que el último que había ganado ambos torneos en la misma temporada había sido Borg, unos treinta años atrás. Sampras ganaba Wimbledon y perdía rápido en Roland Garros.

Lo mismo pasaba con Guga Kuerten, pero al revés. Entonces, la idea apareció: la manera de hacer jugar al mejor Sampras contra el mejor Kuerten era haciendo una cancha mixta, una superficie que fuera de un lado césped y del otro polvo de ladrillo. "No pude hacerlo con ellos -se lamenta Del Campo-.

Pero unos años más tarde los planetas se alinearon y pudimos hacer que Federer se enfrentara a Nadal en esta cancha tan especial. Al instante que anunciamos el partido en Palma de Mallorca, la noticia estaba corriendo por todo el mundo".

La Batalla de las Superficies (The Battle of Surfaces) se jugó el 2 de mayo de 2007 y fue asistida en directo por 200 millones de personas en los cinco continentes.

Al día siguiente, la foto de Federer y Nadal jugando en una cancha mitad naranja y mitad verde estaba en la tapa de prácticamente todos los diarios del planeta. Y para el mundo de la publicidad, la idea de Del Campo se transformó en una muestra fehaciente de cómo constituir una marca a nivel mundial.

"Muchos clientes desconocen que generar una gran idea puede costarles casi lo mismo que hacer una megacampaña y, de esta forma, obtienen mucho más impacto", señala el publicitario, presidente de la agencia Del Campo Nazca Saatchi & Saatchi.

Según su criterio, el mundo globalizado conspira para que sea más fácil exponer una idea argentina. "Años atrás, parecía que lo único que servía en materia de ideas o conceptos creativos tenía que venir de Europa o de Estados Unidos.

Y en algunos mercados (Inglaterra, por ejemplo) sigue pasando un poco eso. Pero de a poco eso se va revirtiendo." Una de las características argentinas que el mundo valora, según Del Campo, es la que él llama "pensamiento lateral argentino".

Claro, obligado por la necesidad. "Yo trabajo como creativo en una industria ya de por sí creativa, como es la publicidad. Sin embargo, vivo en un estado permanente de supervivencia que hace que, estés en la actividad que estés, tengas que ser creativo para sobrevivir.

Eso nos da a los argentinos cierto estado de alerta y antenas paradas que muchas veces se transforma en ideas que el mundo reconoce".

A eso hay que agregarle "la necesidad de tener siempre un plan B, y un plan C, y un plan D... y un plan Z. Y, tal vez, la gran tolerancia a la frustración que ya está en nuestro ADN y hace que no nos rindamos y sigamos generando ideas a pesar de que nos las maten".

No hay comentarios:

Archivo del blog