Seguidores

miércoles, 15 de julio de 2009

Delincuentes famosos( Archivo Clarín)

INFORME ESPECIAL DELINCUENTES FAMOSOS: JORGE EDUARDO VILLARINO MURIO EN DICIEMBRE DE 1999 EN ITALIA


Los últimos años del rey de la fugaHace 40 años alcanzó notoriedad: sus asaltos y fugas lo convirtieron en un ladrón conocido. Clarín reconstruyó los últimos pasos de este delincuente que murió a los 68 años, en Milán

Por VIRGINIA MESSI. De la Redacción de Clarín

Entre edictos, cursos de artesanías y avisos de asistencia psicólogica, el pedido pasó inadvertido. Estaba en la página 89 de Clarín, el 11 de diciembre del año pasado. El consulado argentino en Milán buscaba a los familiares de Jorge Eduardo Villarino, nacido en Buenos Aires el 19 de junio de 1931.Las nueve líneas redactadas por la Cancillería no aportaban mucha más información. Pero escondían una noticia.

"El rey de la fuga", "El intelectual del hampa", "El pibe", el ladrón que durante los ''50 y ''60 acaparó la atención con sus robos y escapes increíbles de la cárcel, había muerto: el 2 de diciembre de 1999 a las 17.55 tuvo un paro cardíaco en el Hospital San Paolo, de Milán.

En esa ciudad —a los 66 años— había sido detenido en noviembre de 1997 cuando se disponía a asaltar un banco.El cuerpo permaneció dos meses en la morgue del hospital esperando que alguien lo reclamara. Pero sus familiares nunca aparecieron.

Villarino terminó ocupando la "sepultura 422.000" del Cementerio Mayor de Milán, donde ni siquiera está enterrado con su verdadero nombre.Para engañar a la Policía y a la Justicia argentinas —que desde agosto del 97 lo investigaban por tráfico de drogas— había conseguido un pasaporte falso a nombre de Jorge Eduardo Leguizamón Vidal, nacido en la ciudad paraguaya de San Pedro el 24 de febrero de 1933.


Y con esa identidad se firmó su acta de defunción.Villarino se quedó sin tumba, aunque a través de sus huellas digitales tanto Interpol como Cancillería y el juez federal Rodolfo Canicoba Corral —que en mayo de 1999 había pedido su extradición por la causa sobre narcotráfico— ya habían establecido quién era Leguizamón Vidal.Su historia no había empezado en Paraguay —como decía su pasaporte falso— sino en Buenos Aires.

Era uno de los 6 hijos de Inés Guimarei y Jesús Villarino, un verdulero trabajador que, al saber que Jorge Eduardo (ya adolescente) había tomado por el mal camino, sacó toda su ropa a la vereda y la quemó.Jesús le había confiado un camioncito para que lo ayudara en su negocio, pero con él Villarino hijo se dedicó a sacar mercadería de contrabando del puerto.

De esos pequeños delitos pasó a los asaltos y sólo en diez meses —en la década del 50— lideró, al menos, 14 robos a mano armada.Con cada golpe su nombre ganaba fama. Y tres ingeniosos escapes de la cárcel lo convirtieron en "El rey de la fuga".En setiembre de 1958 se escapó del penal de Villa Devoto escalando los techos. Estuvo libre un mes: lo detuvieron en Boulogne y lo llevaron a la cárcel de Caseros.

Pero en mayo de 1960 comprobó que, para escapar, había otras formas menos riesgosas: sobornó a unos guardias y volvió a la calle.Lo gozó sólo unos días. Otra vez lo encontraron y lo metieron en un lugar "seguro": la celda 531 de la hoy demolida Penitenciaría Nacional, que estaba en la avenida Las Heras, en pleno Palermo.

De allí también se fue en setiembre del 60. Finalmente lo detuvieron en Brasil cuando estaba por subir a un avión con rumbo a Europa.Por los golpes que había dado —la mayor parte en los 50— la Justicia argentina lo condenó en 1965 a 20 años de prisión, sin posibilidad de libertad condicional. Sin embargo, una vez más, Villarino logró salir de su encierro: fue el 10 de noviembre de 1976, gracias a un decreto que —un año antes— había firmado la presidenta María Estela Martínez de Perón, que había sido derrocada en marzo de 1976.

Para esa época Villarino ya había sido apadrinado por Francois Chiappe, un miembro de la mafia marsellesa, dedicado al tráfico de drogas y armas, detenido en 1972 en Buenos Aires por comerciar con heroína. Y que el 25 de mayo de 1973 salió de la cárcel de Devoto en medio de la confusión creada por el indulto de presos políticos.

Repartiendo su vida entre Francia e Italia, Villarino no abandonó los asaltos pero decidió ampliar los rubros de su "negocio": se dedicó también a los secuestros extorsivos y al tráfico de drogas.Volvió a ser noticia en 1986 cuando, en España, lo condenaron a 26 años de prisión por matar a un policía valenciano en un intento de asalto a una joyería. Ya se había hecho una ligera cirugía estética para cambiar su cara.

Y aunque su fecha para salir de la cárcel española de Topaz (en Salamanca) era en el 2012, logró que lo dejaran libre el 28 de marzo de 1997.Por entonces, pocos se enteraron de que "El rey de la fuga" estaba de nuevo en la calle. Lo supieron meses después, cuando Villarino viajó a Buenos Aires y, al conectarse con una banda de narcos, quedó al descubierto en escuchas telefónicas tomadas entre agosto y setiembre por orden del juez Canicoba Corral.

Una vez más, cuando iban a apresarlo, logró escapar: disfrazado y con un pasaporte falso tomó un vuelo en Aeroparque y, vía Montevideo, llegó de nuevo a Italia.Sin dinero y con una esposa e hija viviendo en París —según cuenta él en las escuchas tomadas por la Federal en el 97— intentó asaltar el Instituto Bancario Cariplo de Milán, el 28 de noviembre de 1997. Pero la Policía italiana tenía el dato del golpe y lo sorprendió en la calle.Para su último golpe, "El pibe" había elegido una banda con experiencia.

En su aguantadero la Policía encontró bigotes y barbas postizas. Además de secuestrarles tres autos robados, 1 revólver, 5 pistolas (tres de juguete) y un aparato diseñado para anular detectores de metales, un equipo que los bancos tienen en sus entradas para desalentar los asaltos.Con el pasaporte falso, Villarino logró durante un tiempo que la Policía italiana no conociera su historia. Durante dos años vivió en la cárcel de Vigevano, cerca de Milán. De ahí también salió, pero ya no lo seguían policías, sino la muerte. Y no pudo esquivarla.





















































































.

No hay comentarios:

Archivo del blog