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miércoles, 15 de julio de 2009

El Impacto de la Gripe A en la vida de...

El impacto de la gripe A en la vida laboral y familiar de los médicos


Tres especialistas describieron a lanacion.com la ansiedad generada en sus ámbitos de trabajo y el aprendizaje continuo que implicó la llegada del virus; dedicación sin descanso y una alta cuota de estrés

Noticias de Información general

Por Valeria Vera De la Redacción de lanacion.com vvera@lanacion.com.ar

El impacto de la gripe A en el país los sorprendió desde el principio y los llevó a encarar rutinas de trabajo extraordinarias frente a la alta demanda de consultas que llegaban sin previo aviso a las guardias de los hospitales. Pese a las pocas horas de descanso y a las altas cuotas de estrés, salieron adelante y le hicieron frente al virus mientras aprendían de qué se trataba.

Tres especialistas acostumbrados a lidiar con urgencias médicas relataron a lanacion.com cómo vivieron la llegada de la epidemia al país y el aprendizaje continuo que supuso la enfermedad para el sector. Se refirieron, también, a los cambios de hábitos y costumbres que adoptaron en la atención sanitaria y a los cuidados básicos que mantienen actualmente con sus familias al regresar a sus hogares.

"La reacción inicial fue de temor. Pero a medida que fueron pasando los días, ese temor fue dando paso a una relativa confianza en torno al know how [saber hacer] de lo que estaba ocurriendo.
Comenzamos a implementar medidas de bioseguridad y a equipar con infraestructura al hospital. Ahora, estamos más tranquilos por el manejo racional que tenemos del problema", comentó Carlos Rubinstein, jefe de docencia e investigación del Hospital Dr. Federico Abete del Malvinas Argentinas.

En coincidencia con su par, Marcelo Rodríguez, jefe de urgencias del Hospital Universitario Austral, indicó: "Tuvimos que esforzarnos mucho más de lo que estábamos habituados y ampliamos el horario de atención. Hubo que agudizar el ojo para ver cómo se comportaba el virus, tener mucho más cuidado con las indicaciones que dábamos y brindar pautas de alarma mucho más claras.

El virus implicó ir aprendiendo en el día a día para luego poder retransmitirlo a los pacientes".
A pesar de sus indicios y primeras apariciones, la comunidad médica tampoco quedó exenta del avance de la enfermedad. Así, los contagios registrados entre algunos colegas repercutieron en la organización y en el ánimo de los integrantes del área de emergencias, aunque también fomentaron valores como la solidaridad y el trabajo en equipo.

"El primer caso de sospecha que tuvimos fue el de un cirujano, a quien enseguida aislamos. Recibió asistencia y se recuperó bien. Le dimos apoyo para que se curara y no se preocupara por cuestiones laborales. Incluso, recibimos colaboraciones de varios médicos de otros sectores que vinieron a ayudar y hacer otros turnos. Lo llevamos bastante bien", describió Javier Awruch, jefe de emergencias del Cemic.

El desconocimiento inicial sobre la epidemia, sumado a la alta trasmisibilidad del virus y a la creciente cantidad de pacientes infectados en el país provocaron en los especialistas consultados sensaciones encontradas.

A modo de balance sobre lo vivido en estos meses, Rodríguez señaló: "Como médicos, experimentamos una gran ansiedad y angustia por estar frente a algo que no se sabe bien cómo se va desarrollando y hasta cuándo va a seguir. La incertidumbre se genera, sobre todo, por no saber cómo evoluciona el virus. Recién ahora tengo una leve sensación de alivio porque la situación parece ir mermando".

"La urgencias nunca se cierran y esta epidemia nos afectó demasiado. Estamos cansados, agotados, con la exigencia propia de la tarea habitual y sin mucho margen de acción. A esto se le agrega, muchas veces, la falta de un compañero y el caos que esto genera para pedir reemplazos. El médico que no tenía síntomas de fiebre, los tenía por estrés o no se sentía en condiciones para atender", añadió Awruch.

Sin omnipontencia.

Además, según precisó Rubinstein, las mismas características de la gripe A contribuyeron a disminuir el grado de poder e inmunidad que suelen asumir algunos médicos a la hora de afrontar las epidemias. "Al principio, hubo un alto nivel de negación. Esa sensación de que `a mí no me va a pasar´. Pero poco a poco hemos ido bajando la omnipotencia que tenemos y cayendo en la cuenta de que a uno le puede pasar y que la enfermedad también nos puede afectar", reconoció.

Los especialistas aseguraron conocer los riesgos a los que están expuestos por su profesión, pero también adujeron que profundizaron las medidas básicas de higiene para evitar la proliferación del virus en el hospital y contagios en su familia.

"Adoptamos medidas básicas de bioseguridad: el uso de antiparras, barbijos especiales, camisolines y guantes para tomar las muestras", enumeró Awruch. Y advirtió: "Mi mujer también trabaja en emergencias y tenemos tres hijos chiquitos. Tomamos algunas medidas mínimamente diferentes, como lavar más la ropa o las manos, pero intentamos no psicotizarnos".
"Lo que hay que hacer es tomar las medidas seriamente. Si uno sigue las recomendaciones estandarizadas, se previene. Sólo se trata de cumplirlas", sintetizó Rubinstein.

Tags: gripe A , médicos , trabajo, hospitales, contagio

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