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domingo, 12 de julio de 2009

Sobre la violencia de Slavoj Zizek,por Oscar Molina

Sobre la violencia.

Seis reflexiones marginales – Slavoj Žižek

23 de Junio de 2009 por Oscar Molina

Slavoj Žižek ya ha reflexionado en otras ocasiones sobre la violencia, aunque en esta ocasión este libro está dedicado en su totalidad a reflexionar sobre el fenómeno y sus causas.La tesis que se comienza planteando es bien sencilla, aunque sus ramificaciones y consecuencias puedan ser debatidas ad infinitum.

La violencia «subjetiva» (la practicada por un agente identificable sin problemas) es generada por otros dos tipos diferentes de violencia objetiva: por una parte, la «simbólica», encarnada en la función social del lenguaje, en el universo de sentido que implica la utilización de un determinado sistema discursivo. Por otra, la violencia «sistémica», provocada por los desajustes que causan los sistemas político y económico.Por ilustrarlo de forma palmaria con un ejemplo, Žižek habla de la percepción que tenemos de los resultados de la violencia generada por las dictaduras comunistas durante buena parte del siglo XX.

El mal subjetivo es muy fácil de señalar, incluso la parte sistémica se puede rastrear sin dificultad (la ideología totalitaria, “El manifiesto comunista”), y los sujetos que perpetraron los crímenes también son bien conocidos. Sin embargo, no hay violencia sistémica ni subjetiva en las consecuencias nefastas del proceso de la globalización capitalista: parece que las guerras, los abusos, las masacres o las conquistas parezcan fruto de un proceso «objetivo» que ninguna persona planeó o ejecutó. Esta idealización es fruto, como es lógico, de esa violencia sistémica que define el autor: inherente a las condiciones sociales del capitalismo global y que implica la creación “obligada” de individuos desechables y excluidos, desde los vagabundos y mendigos hasta los inmigrantes o los desempleados.

Esa violencia sistémica basa buena parte de su potencial en el miedo a la diferencia, lo cual conduce a la sociedad hacia un callejón sin salida, una huida hacia adelante que nos convierte en seres apáticos, incapaces de movilizarnos por nada ni de asumir compromisos duraderos. Las políticas actuales (de diferente signo, pero agrupadas bajo un mismo paraguas ideológico con claros fines económicos) proclaman el respeto a la alteridad, pero fomentan de forma solapada la intolerancia ante la ocupación de nuestros espacios.Tal vez la violencia, en parte por este motivo, se pueda entender como un fin en sí misma: en un espacio social en el que se excluye a determinadas clases (razas, personas, estamentos), las personas se encuentran «privadas de mundo»; en una situación semejante, la violencia sin sentido se torna en la única manifestación de protesta que nos queda.

Dice Žižek:

El capitalismo es el primer orden socioeconómico que destotaliza el sentido: no es global en cuanto al sentido [...]. Su dimensión global sólo puede ser expresada en el ámbito de la verdad-sin-sentido, como lo «real» del mecanismo del mercado global.

El autor continúa exponiendo en las diferentes partes del libro otros aspectos que nos acercan a la comprensión de la violencia contemporánea.

Así, equipara liberalismo y fundamentalismo al poner de relieve las semejanzas de sus discursos; expone las limitaciones del concepto de tolerancia que se maneja en los últimos tiempos como receta para eliminar la violencia (asunto del que ya trató en “En defensa de la intolerancia“); o bien trata de contextualizar la violencia según dónde ésta explote.

Un libro de complicada ingeniería filosófica y conceptual, pero muy revelador: Žižek se arriesga con algunas provocaciones a valorar la violencia desde posiciones incómodas o poco “políticamente correctas”, aunque gracias a su mirada podemos adentrarnos un poco más en la comprensión del acto.

Una auténtica demolición de certidumbres, tan necesaria como casi todas las del pensador esloveno.

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